top of page

PHUKET: DOS AMBIENTES, UN SOLO TIPO DE RUMBA

POR CLARA CABALLERO

Viernes por la noche. Me miré al espejo por última vez, “perfecta”, pensé. “No estés tan nerviosa” me dije mirándome a los ojos, pero cómo no estarlo, era mi primera vez yendo a un lugar como este. Mi Uber llamó, caminé hacia la puerta de mi casa, y en el camino, el conductor intentó sacarme algo de conversación, pero yo sólo sonreía, y en mi mente los ojos verdes de mi cita de hoy. “Muchas gracias”, le dije mientras bajaba del carro. Al llegar, una gran casa llamó mi atención, el color negro, las luces rosadas y la música me indicaba que ese era el lugar donde me encontraría con V.

Phuket (@phuket_baq) es un bar queer ubicado en la Carrera 49 # 72 – 155 de la ciudad de Barranquilla que nace a partir de la necesidad de las personas de la comunidad LGTBIQ+ en sentirse libres de ser ellos mismos al ritmo de una buena música y ambiente.

Phuket es conocido por su rumba de dos ambientes: uno al exterior del lugar en una terraza en donde se escucha música electrónica, y uno al interior con un ambiente crossover. Además de su buena música y ambiente, Phuket es un lugar en el que se respira respeto y en donde se valora al ser humano sin distinción de raza, sexo, género u orientación sexual. En Phuket prima la tolerancia, la inclusión y la diversidad en una ciudad a la que aún le falta demasiado para ser inclusiva.

 

Subí unos escalones y llegue a lo que sería PHUKET un bar gay queer donde se promueve la tolerancia y el respeto a todos. No sabía por dónde entrar, ni qué hacer, pero un grupo de chicos me sacó de mi confusión.

 

- Hey, ¿vas a entrar?

Me dice un chico con barba y cabello teñido de blanco.

Sonreí.

- Sí, pero estoy esperando a alguien.

Me sonrió.

- Entonces nos vemos adentro.

El chico se dio la vuelta y lo vi colocarse en una fila, le entregaron un vaso y entró por una puerta del color de la casa. Miré mi reloj, “9:30”, demasiado temprano para V. Vi mi celular, un mensaje “Llegaré un poco tarde, lo siento. –V”. Apagué el celular con rabia y caminé hacia la fila con determinación, una chica con cabello corto me esperaba en la puerta con una sonrisa, pagué el cover, me entregó un vaso y una manilla.

- Que la pases genial.

Sonreí.

Los usuarios de este bar varían entre todo tipo de personas, pero eso sí, todos se identifican con una sola forma de divertirse: un espacio para todos, en donde prima la libertad, el respeto, y la aceptación a las diferencias. En phuket todos y todas pueden disfrutar y rumbear sin ser señalados, criticados o juzgados por su forma de ser.

Entré por la gran puerta color negro, pasé por un pasillo colorido y llegué a lo que sería el primer ambiente de este lugar totalmente nuevo para mí, se escuchaba una canción de salsa que me recordaba a mi casa, me sentí feliz. Miraba a todos lados: en una esquina una pareja de chicas dándose un beso muy tierno; en la otra, un grupo de amigos felices bailando en parejas, hombres con hombres, mujeres con hombres, y así, parecía que la música estuviera en sus venas por muy romántico que suene. En este momento me llené de seguridad, me acerqué a la barra y pedí una cerveza. Un chico moreno con una hermosa sonrisa me atendió y sólo me alegró más la noche, ni siquiera recordaba por qué había estado molesta unos minutos atrás.

Caminé por el lugar encontrándome al DJ en una esquina y una puerta a su izquierda, al pasar por ella me encontré con un ambiente totalmente diferente, pero igual de acogedor: una especie de terraza al aire libre donde se podía escuchar electrónica, pero de la buena. Al fondo de la terraza pude observar a otro DJ, alto, con barba y vestido de negro. El ambiente era de total alegría, estaba lleno, pero de personas felices bailando y riendo entre sí. Pasados unos cuantos minutos me percaté que estaba en la mitad del lugar con un vaso de cerveza en la mano y una sonrisa de oreja a oreja como si me acabara de ganar la lotería, lo sé, nada sexy. Entonces, el DJ colocó "Enséñame a soñar", la canción que V me había mostrado unos días antes cuando llevábamos unas semanas hablando y ni siquiera veía la posibilidad de vernos. Pero he me aquí.

Este bar, a diferencia de otros lugares con etiquetas gay, queer, o gay friendly en la ciudad, es conocido por su gran nivel concientizaste en redes sociales, en donde no sólo encontrarás el valor del cover, o los eventos que presenta este lugar, sino que, por el contrario, podrás notar el gran activismo de este sitio sobre temas como el amor, la diversidad, la inclusión y la aceptación del otro sin importar su género u orientación sexual.

 

Empecé a bailar al ritmo de la canción, cerré mis ojos y me dejé llevar. De repente, sentí unos dedos en mi hombro, me volteo, y me encuentro con unos lindos ojos verdes y una sonrisa, vestía una falda negra y un top azul, se veía hermosa y yo no podía estar más feliz.

- Hola, Vale.

Le dije con una sonrisa.

- Hola, Lu. ¿Cómo estás?

- Bien.

Le dije.

- ¡Ay, vamos!, no me digas que te enojaste conmigo por llegar tarde. Ven dame un abrazo.

Valeria me llevó hacia ella con fuerza, me abrazó y me dio un sonoro beso en el cachete. Me tomó de la mano y me llevó al interior del lugar. Me puse roja, me daba pánico que alguien me mirara mal sólo por estar con V, ella me gustaba y yo a ella, no le hacíamos ningún daño al mundo, solo éramos dos mujeres tratando de encajar nuestra pequeña burbuja de amor en este mundo lleno de odio, por muy cliché que suene.

- Necesito un trago.

Me dijo con algo de picardía en sus ojos verdes.

La acompañé a la barra, pidió un trago para cada una y me invitó a la pista de baile. Sonaba “Tal para cual” del Joe Arroyo. La miré de reojo y estaba bailando como toda una profesional. Sonreí y me uní a ella, la música no paraba, y así pasó el tiempo: una, dos y tres canciones más, risas, baile y algo de coqueteo. Yo no podía estar más feliz, mi primera cita con una mujer, el lugar perfecto y la niña perfecta. Me sentía libre, segura y totalmente llena de amor, yo solo esperaba sentirme así siempre que saliera con V, pues no me había sentido tan cómoda hace mucho, o al menos desde que me descubrí a mí misma y le dije a mis papás; como sea, no sé si era el lugar, o V, o yo, pero me sentía genuinamente en mi sitio, sin tabús, sin miradas de desapruebo, o incluso, sin sentirme juzgada y odiada por ser quien era; pero me sentía más yo que nunca, y entre más pasaba en ese lugar más sentía que solo éramos la música, V y yo.

IMG-20191120-WA0032
IMG-20191116-WA0112
IMG-20191120-WA0037_edited
IMG-20191120-WA0021
IMG-20191116-WA0116 (1)
IMG-20191120-WA0041
IMG-20191116-WA0108_edited
IMG-20191120-WA0025
IMG-20191120-WA0043
IMG-20191116-WA0109

¡Conoce a los dueños de Phuket!

Phuket audio.mp3Artist Name
00:00 / 16:32
bottom of page